LA APERTURA PROGRESIVA DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA

APORTACIONES ESTRATÉGICAS PARA ABORDAR LA INCERTIDUMBRE CREADA EN EL SECTOR DEL DEPORTE POR LA AFECTACIÓN DEL COVID-19

Francisco Orts Delgado

Colegiado 10777 COLEF-CV



            En los últimos días, hemos recibido un aluvión de propuestas y recomendaciones, por parte de algunos expertos en gestión deportiva, orientadas a la posible reapertura de los servicios y actividades en centros privados comerciales, clubes y asociacionismo deportivo y servicios públicos, etc. 

            Tan loable esfuerzo, en algún caso altruista y solidario, es menester agradecerlo pero también, en mi humilde opinión, ponerlo en cuarentena mientras dure la situación de alarma y no se encuentre el remedio o, la vacuna para combatir el virus. Hasta que no se conozcan exactamente qué medidas de apertura de la vida económica y social se van a imponer o aconsejar por nuestras autoridades, resulta muy aventurado proponer medidas concretas.


            Nos enfrentamos a una situación totalmente nueva que ha fracturado el habitual devenir de nuestras costumbres y usos cotidianos. La incertidumbre es tan grande y alcanza a tantos aspectos de la actividad, que deberíamos ser muy cautos antes de lanzarnos a seguir unas u otras recomendaciones, por muy bien intencionadas que estas sean o provengan de ilustres y cualificadas voces del sector.

   Por otro lado, consuela pensar que el sector deportivo (en toda su riqueza, incluida la actividad físico-deportiva y el ejercicio saludable) es un sector muy dinámico, acostumbrado a los continuos cambios e innovador por naturaleza. Esta es una fortaleza con la que también debemos contar.


     Hemos observado, en este mes de confinamiento, como el valor de la actividad física se ha generalizado en la sociedad. Toda recomendación, a la población en general, sobre medidas higiénicas excepcionales a tomar, sobre el confinamiento (¡quédate en casa!), etc., ha ido acompañada de una recomendación de realizar ejercicio físico en casa. Esta campaña sobrevenida y plagada de iniciativas personales, solidarias, en formato de video, aplicaciones para hacer ejercicio, juegos interactivos, retos, etc., ha puesto en evidencia la importancia de hacer deporte (en mayúsculas).  Para el gestor este fenómeno social puede representar una oportunidad en cualquier sector del deporte en el que actúe.

      Es necesario valorar también, la especial dificultad que para el deporte supondrá la adaptación a las futuras condiciones de relación humana que se recomienden o impongan. El deporte esencialmente es relación, es contacto y en esa medida algo deberá cambiar o adaptarse.

     En estos momentos, no resultará sencillo planificar a corto o medio plazo y mucho menos a largo. Las estrategias y los objetivos de las organizaciones dependerán de múltiples factores, todos ellos afectados por la incertidumbre: los continuos cambios a los que estamos sometidos por medidas y acciones implementadas por nuestras autoridades que también afrontan, día a día, partido a partido (como diría Simeone) los retos que plantea la propagación del virus.

          Solamente nos podemos aferrar a los consejos de los expertos sanitarios, a las recomendaciones gubernamentales y a los ejemplos de otros países que como China o Corea del Sur están anticipando la siguiente fase de la pandemia. Recomendaciones, todas ellas muy generales y que deberemos adaptar al sector deportivo en la medida que se produzcan y con el equipo que tengamos.


        Evidentemente, por lo visto hasta ahora, no va a ser fácil para la industria del fitness y el deporte de competición. Hay que admitir, que en una primera fase, mientras dure el miedo por el contagio, la relación directa, física (normal), va a estar muy condicionada. No alcanzo a ver qué pasaría si en un partido de fútbol, baloncesto,… alguien se contagiara; o que en un gimnasio apareciera un brote.

            Estas actividades solo serán posibles, en mi opinión, cuando se vaya aceptando el riesgo como un factor asumible y, sobre todo, cuando aparezcan remedios efectivos para combatir la enfermedad. Por otro lado, creo que la actividad deportiva personal, individual o en pequeños grupos puede tener mayores oportunidades de normalidad.

         Será necesario pensar también en la población más vulnerable y que igualmente necesita moverse. Enfermos con patologías crónicas, personas mayores y personas con diversidad funcional o psicológica, etc., deberán recibir un trato especializado y no podemos olvidarnos de ellos. Una iniciativa reciente del COLEF de la Comunidad Valenciana, proponiendo a la TV pública que emita un programa diario dedicado a promover la actividad física entre este tipo de poblaciones (sobre todo para las personas mayores que tienen otras barreras como la tecnológica o el aislamiento, la despoblación, etc.), podría ayudar a enfocar la gestión en estos casos. 

    Recuperemos el valor de la naturaleza, nuestros parques, playas, montes y espacios naturales en general. Pueden ser escenarios dónde la práctica deportiva se encuentre facilitada por el distanciamiento y las medidas de protección naturales.


  Lo siento, resulta muy difícil ser más preciso en estos momentos y solo me atrevería a proponer cuestiones muy generales, intentando aportar alguna idea, no toda original (en forma de objetivos) para superar esta etapa de nuestras vidas:

  •      Estar informados, en todo momento, sobre las medidas y acciones que las autoridades sanitarias y gubernamentales vayan estableciendo día a día. Y contrastar esta información oficial con las recomendaciones de los expertos. Es necesario, más que nunca, un liderazgo público en el sector.
  •      Estar en contacto con el sector específico en el que se desarrolle la actividad y valorar las propuestas o soluciones que otros agentes del mismo sector están aportando para hacer frente a los problemas de gestión que se producen cotidianamente.
  • Iniciar estrategias de formación para conocer mejor las posibilidades de práctica y los cambios/adaptaciones que se proponen, así como la aplicación de medidas higiénicas y de protección a las especificidades del deporte.
  • Incorporar, en la rutina diaria, las medidas higiénicas y sanitarias generales recomendadas y adaptarlas a la práctica deportiva.
  •  Extremar la desinfección y  limpieza de los espacios, materiales, incluso dando la alternativa de utilizar el material propio al deportista para evitar el contacto.
  •  Incorporar toda clase de medidas de protección recomendadas para garantizar una actividad segura, adaptándolas de forma rigurosa y práctica a la actividad deportiva específica.
  • Modular los espacios, los ratios de deportistas en los grupos, mantener las distancias de seguridad.
  • Asegurar los espacios de accesos a las instalaciones, vestuarios, otras instalaciones comunes para que sean seguras, tanto para los deportistas como para el personal técnico y de gestión o mantenimiento.
  • Para el gestor, liderar el cambio constante y ofrecer la máxima seguridad y confianza.

       Está claro que son medidas muy generales que no responden a nuestras expectativas inmediatas, porque lo que queremos es poder aplicar recetas exitosas. Pero a día de hoy es lo que se observa. 


       También es necesario advertir que la apertura a la actividad no parece que se produzca de forma inmediata y que va a precisar de la ayuda pública, sobre todo económica y de una información lo más rápida, transparente y rigurosa posible.


        Habrá que reajustar nuestra planificación, incorporar los nuevos gastos y medir el impacto de la minoración de ingresos, presupuestos públicos, etc., que en estos momentos seguramente se dedicarán a dotar áreas esenciales como la sanidad, los servicios sociales  y la economía, etc.



        También parece evidente que el factor tecnológico puede ser clave para salir de esta situación. El avance de la tecnología puede permitir mantener el contacto con los deportistas y la relación de calidad para realizar entrenamientos y sesiones a distancia. Sin embargo, la consolidación de una sociedad virtual entraña unos riesgos que deberán controlarse. La especialización y la cualificación serán, en este caso, claves. La rigurosidad y calidad de las propuestas de actividad y la confianza que seamos capaces de generar en los deportistas pueden ayudar a mantener los actuales servicios deportivos, incluso a diversificar su oferta. Por otro lado, la garantía de profesionalidad y los avales públicos deben imponerse ante un mercado, ahora más voraz que nunca. 

       Son tiempos de reflexión compartida, preparación, de estar despiertos a los cambios que con  toda seguridad se van a producir, aprender de los errores propios y de los demás, de ir aplicando las medidas de adaptación a los cambios, de forma progresiva y segura.

    
  Con el deseo de ver mejoradas nuestras expectativas en los próximos días y confiado en el carácter emprendedor/dinámico de nuestro sector, esta es mi humilde aportación estratégica para la gestión deportiva.




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