¿Por qué es necesario
acreditar la titulación oficial de los Técnicos deportivos?
(PARTE 1/3)
Las sociedades evolucionan, y con ellas las actividades sociales. El
deporte ha dejado de ser un entretenimiento (que también) para convertirse en
una actividad que trasciende al tiempo de ocio y sirve a otras finalidades
sociales como la salud, la educación, la integración social, la cohesión, etc.
El deporte en edad escolar no puede entenderse sin la orientación
educativa. Cuando la pierde se observa la aparición de desequilibrios sociales
como la violencia (episodios con padres pegándose, árbitros agredidos, etc.),
el abuso y la presión sobre el menor para ganar de cualquier manera, la aparición
de contravalores (todo vale para ganar), las lesiones por un exceso de cargas
físicas, el abandono deportivo por no alcanzar las expectativas, etc.
Por otro lado, el deporte y la actividad física que practican los adultos
no se entienden sin una protección referida a su seguridad y a su salud. En
aquellos deportes más exigentes son necesarios controles médicos, apoyos fisiológicos,
psicológicos y hábitos de alimentación adecuados, entre otras medidas de
protección.
Si lo que se pretende es garantizar la orientación educativa de las actividades deportivas escolares, la seguridad y la salud de las personas que practican deporte, es preciso considerar que toda actividad físico-deportiva debe ser dirigida por un técnico cualificado.
El técnico deportivo se apoya en las ciencias de la actividad física y el
deporte para planificar la actividad del deportista. La planificación debe
tener en cuenta muchas variables individuales, también del entorno, las
necesidades del propio deportista y las exigencias de la actividad. La acción
del técnico deportivo consiste en evitar o minorar los riesgos para el
deportista (que siempre existen en cualquier actividad), potenciando al máximo sus
cualidades (sea un deportista de elite o un simple usuario de servicios en un
gimnasio), y buscando el objetivo al que se pretende llegar (rendir al máximo
para ganar o, simplemente, sentirse mejor, perder peso, tonificar, etc.).
Además, el técnico deportivo debe evaluar los resultados de su acción sobre el
deportista, supervisar todas y cada una de las variables que afectan al proceso
de entrenamiento y práctica. En definitiva, medir, para volver a planificar en
una constante evolutiva que debe adecuarse a cada persona y a cada circunstancia.
No es necesario poner ningún ejemplo más para entender la importancia del
técnico deportivo cuando se trata de garantizar la correcta dirección deportiva
de un deportista (profesional o amateur). Hacer las cosas bien significa
ahorrase un sinfín de problemas y, sobre todo, garantizar el objetivo del
deportista y, por consiguiente, del propio deporte: que se practique en
condiciones de seguridad, que tenga un impacto positivo en la salud del
deportista, que se convierta en un auténtico medio educativo, que integre a las
personas con dificultades, en definitiva, que se convierta en una actividad
social positiva.
Llegados a este punto se podría concluir que, en la actualidad,
conociendo todo lo que conocemos, resulta incomprensible cómo una actividad que
desarrolla más del 50% de la población adulta y más del 82% de la población
menor de edad, no se encuentra protegida con la presencia obligada de un
técnico deportivo cualificado.
A pesar que nuestra Ley del deporte (ley 2/2011) avanza en esta dirección
y establece la obligatoriedad de contar con un técnico cualificado, con
titulación oficial para dirigir la actividad deportiva, sobre todo, cuando se
trata de menores de edad, no se ha alcanzado la normalidad y continuamos
observando como muchos de los monitores, entrenadores, etc., no tienen la
cualificación necesaria, o al menos, no la pueden acreditar.
La ley orgánica de educación (LOE, 2/2006), en la línea del razonamiento
lógico, expuesto al inicio del artículo, incorporó las enseñanzas deportivas
para formar a los técnicos dentro del sistema educativo, como enseñanzas de
régimen especial. Desde entonces, se ha ido configurando un sistema de
formación en el Estado que tiene como principal referencia el RD 1363/2007 que
ordena dichas enseñanzas. Este sistema, por primera vez reconoce en España, la
importancia de la cualificación técnica de los entrenadores y demás técnicos
deportivos, dándole oficialidad y comparando dicha formación a cualquier otra
de la formación profesional.
No obstante, la implantación de estas enseñanzas depende de varias
circunstancias. En primer lugar de la ordenación que haga el Estado de cada
modalidad deportiva. En estos momentos son 16, las modalidades que disponen de
una regulación completa (fútbol y fútbol sala, baloncesto, balonmano,
atletismo, deportes
de invierno, montaña y escalada, espeleología,
hípica, vela, buceo deportivo, esgrima, judo y defensa personal, salvamento y socorrismo).
El resto de modalidades deportivas se encuentran a la espera de ser reguladas
pero, mientras tanto la formación en periodo transitorio de estas modalidades
cuenta con las mismas condiciones formativas que las que están reguladas, de
manera que la titulación pueda ser homologada en el momento en el que se regule,
finalmente, la modalidad deportiva.
Por tanto, y como conclusión: existe un sistema oficial en España de formación de técnicos deportivos que acredita una serie de competencias y cualificaciones tendentes a proteger al deportista. Dicha acreditación la otorga el Estado que, además, tiene las competencias para expedir titulaciones, que ha regulado la formación y, que a través de los órganos autonómicos correspondientes otorga los títulos deportivos.
Sin embargo, paralelamente a este sistema oficial, ha sobrevivido el
sistema de formación de las federaciones deportivas que a lo largo de la
historia han acreditado las competencias de estos técnicos. Las federaciones
que han sido capaces de coordinarse con el Estado se han convertido en
colaboradoras de las acciones formativas oficiales. Sin embargo, algunas de
estas federaciones, respondiendo a intereses particulares, no se han
incorporado al sistema oficial y han seguido formando entrenadores al margen
del sistema. En determinadas ocasiones ha sido la necesidad de formar técnicos
deportivos para responder a la demanda de su deporte, la que les ha obligado a
continuar formando, aunque fuera al margen del sistema oficial. Por otro lado,
la ausencia de alternativa formativa ofrecida por la Comunidad Autónoma, la
dejación de funciones de los órganos responsables de educación y deportes, han
sido los principales causantes del problema.
La Comunidad Valenciana ha tardado muchos años en responder a la demanda
de formación de técnicos. En estos momentos parece que esté cambiando la
situación y ya son 32 centros, en toda la Comunidad, los que imparten
enseñanzas deportivas oficiales.
Continuará...
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